BALCONEANDO / PRI: ¡DEBACLE TOTAL!
Por Alejandro Barañano
¿Quién
fue el gran perdedor de la elección del pasado 6 de junio? Me preguntó quién compartía una taza de café conmigo este fin de
semana. Mi repuesta fue: No hay duda, el PARTIDO
REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL.
¿Por
qué?, me inquirió. Bueno, primero porque de las 15 gubernaturas que había en disputa
en el pasado proceso electoral, 8 se encontraban en manos del PRI. ¿Y qué crees?, le dije: Perdió las 8,
las perdió todas. Fue una derrota
vergonzosa, humillante, estrepitosa. Una auténtica debacle.
Pero vayamos más lejos para entendernos
mejor, y así tener una idea clara de la dimensión de lo que representa la serie
de derrotas que ha sufrido el partido tricolor en los últimos 6 años, y para
ello solo basta una comparación: En 2015 el PRI gobernaba en 19 estados; ahora,
después de los resultados del 6 de junio pasado, los priistas solo gobiernan en
4 entidades.
Cierto es que el REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL contará con dos docenas más de
diputados federales en el Congreso de San Lázaro tras su alianza con el PAN y
el PRD, pero para colmo, perdió más de 200 presidencias municipales. Y eso
duele. ¿O no?
Con todo esto es por demás evidente que el
PRI se ha convertido en un PARTIDO
PEQUEÑO, en un integrante de “LA
CHIQUILLADA”, tal como se le conoce a las organizaciones partidistas que
nunca rebasan la cifra de un dígito en los procesos electorales.
¿Qué no
me crees?, pues bueno, ahí te va otro dato que
revela el empequeñecimiento del REVOLUCIONARIO
INSTITUCIONAL -le dije- la cantidad de militantes que ahora posee. Y lo
digo porque la fuga de la militancia ha sido todo un fenómeno político tanto a
nivel estatal, como en todo el país.
En 2019, cuando ALEJANDRO MORENO, mejor conocido como “ALITO”, llegó a la dirigencia nacional cuando el instituto tricolor
contaba con 6 millones 764 mil militantes. Dos años después, justo a la mitad
de 2021, el priismo solo tiene un millón 398 mil militantes. Luego entonces es
notorio que la fuga de priistas sigue y muy posiblemente continuará. No tengo
duda de ello.
Aquí, localmente, fue visible la salida de
los priistas a partir de que el partido perdió la gubernatura –en alianza- ante el MOVIMIENTO DE REGENERACIÓN NACIONAL. Luego, muchos militantes del
priismo optaron por incorporarse al partido triunfador; tan así que ya han
renunciado presidentes de Comités Municipales, cuadros distinguidos y hasta una
diputada local. Nuevamente es notoria la debacle.
El PARTIDO
REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL fue invencible en tierras sudcalifornianas por
años, ahora es un partido pequeño y a la deriva, ausente de liderazgos y
carente de un discurso de oposición que cuestione con dureza las múltiples
debilidades del gobierno estatal y los frecuentes desaciertos del gobierno
federal morenista.
Ahora son los pocos los priistas que
quedan, los otros mejor optaron por ser una oposición irrelevante, sin identidad
propia. Cierto, el PRI decidió por establecer una alianza con el PARTIDO ACCIÓN NACIONAL y el PARTIDO de la REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA en
el contexto político, pero ese bloque opositor lo ha desdibujado por completo
como partido y como oferta ante el electorado. O sea, nunca midieron
consecuencias.
Atrás, muy atrás quedaron los tiempos de
gloria del REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL,
los años en que la maquinaria del “PARTIDAZO”
aplastaba a todos sus contrincantes, el tiempo de aquellas elecciones en las
que se llevaba “CARRO COMPLETO”.
Ahora esos tiempos forman parte de la
nostalgia priista, corresponden a la época jurásica de un partido que se negó a
renovarse, que nunca quiso escuchar a los ciudadanos, que se alejó de las
clases medias y que no entendió la llegada de una nueva época; por lo que mejor
quien esto escribe seguirá BALCONEANDO.
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