LA TERCERA ALTERNATIVA
Jorge A. Vale Sánchez
Indiscutiblemente
que el hombre es un ser social y todo en su vida gira alrededor de sus
relaciones con las demás personas del núcleo donde se desenvuelve. Todo aquello
de valor para el ser humano proviene de las interacciones con otras personas de
una u otra forma ya sea esto relacionado con la salud, lo económico, lo
profesional, lo laboral, lo intelectual, lo espiritual, lo político y hasta sus
sentimientos como el amor, el cariño y la amistad que toman verdadero sentido
en la reciprocidad entre los participantes. Necesitamos de los médicos y los
hospitales, necesitamos de las fuentes de empleo y los empleadores. La mayor
parte de lo aprendido proviene del legado y enseñanzas de otros, y nuestro conocimiento
se construye a partir del conocimiento que otros han descubierto. Nuestras
creencias se fundamentan no en nosotros mismos sino en los demás y nuestros
sentimientos se alimentan de los sentimientos de otras personas.
La calidad de vida que busca o
anhela una persona, se basa totalmente
en sus relaciones interpersonales y en la eficacia de éstas. Y aún cuando
el éxito es considerado la mayoría de las veces como algo individual y
personal, en realidad puede demostrarse que dicho triunfo está fundamentado en
el producto o relación de un gran número de participantes que de forma directa
o indirecta ha permitido dicho alcance. Por lo anterior es que podemos declarar
que la calidad de vida proviene de la interacción de relaciones interdependientes. La calidad de vida se
construye a partir del ejercicio de nuestros diferentes roles, que son
necesariamente interdependientes como podemos apreciarlo en los roles de ser:
padres, hijos, esposos, amigos, jefes, empleados, compañeros, socios, colegas,
ciudadanos, etc. Esto es, que la construcción de la calidad de vida se
fundamenta en las relaciones productivas y eficientes que de manera
interdependiente construimos con los demás.
La interdependencia sólo puede
alcanzarse cuando una persona ha superado la dependencia y vive plenamente como
ser independiente tanto en el pensar
como en el actuar. Es decir, que la
persona ha superado el modelo de pensamiento centrado en el USTED cuyo
paradigma es: Usted es responsable de lo que a mí me suceda y por lo tanto
puedo a usted culparlo. También ha vivido plenamente el modelo de pensar
centrado en el YO, cuyo paradigma es: Yo soy el único responsable de lo que a
mí me suceda. El ser interdependiente ha cambiado el USTED y el YO por una
tercera alternativa: El NOSOTROS, es decir, por el modelo de pensamiento
centrado en el NOSOTROS, cuyo paradigma es: Nosotros compartimos la
responsabilidad de todo lo que nos suceda.
El ejemplo más claro de una
organización exitosa podemos encontrarlo en un matrimonio que vive plenamente
su interdependencia, lo que le ha permitido fortalecer su relación conyugal y salir adelante ante
los nuevos retos que dicha relación obliga. Como lo pueden ser los relacionados
con los hijos, los parientes, lo financiero, etc., y que han aprendido a ver
sus diferencias no como elementos que los alejen sino por el contrario, son el
complemento que al otro le falta.
En el plano organizacional la
interdependencia es condición necesaria para crear una visión compartida del
futuro deseado para la institución y se requiere de forma obligada para los
acuerdos que concilien intereses y valores individuales o de grupo con los
institucionales. Sólo una actitud interdependiente permite construir consensos.
Esto es, que ante una toma de decisiones, no se consideren sólo dos opciones:
el USTED o el YO, sino, juntos construir la tercera alternativa: el NOSOTROS.
De esta forma se construyen equipos de trabajo complementarios que suman y
aumentan sus fuerzas y hacen irrelevantes sus debilidades.
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