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lunes, 6 de agosto de 2018

Sólo soy...



Por: Profra. Irma Beltrán Sáinz

Un día solté mis sueños, ¡Esos que me costó aceptar que no serían una verdad jamás!

Miré al cielo creyendo que un milagro podía suceder y que valdría la pena un intento más. La cruda verdad y la triste realidad comenzaron desde siempre a hacerse presentes entre la tierra y el cielo donde se gestaban mis sueños y donde al mismo tiempo, se morían mis ilusiones.

 Quise creer que siempre sería mi llegada al mismo punto de partida, y comprobé que nada nos ata al lugar que no nos hace sentir acogidos. Hoy he vuelto y estoy viviendo en el país de mis sueños, tal como Alicia la de los cuentos lo hizo un día en el país de las maravillas.
Esta vez no son sueños locos, sino más bien, son sueños reales y crudos. Unas veces se han tornado alegres y otras muy dolorosos.

 Hoy no tengo pendientes guardados en el tintero. Tampoco construyo ni acepto promesas que no se cumplen. Aprendí que viviendo día a día, es como se van quedando menos cosas no resueltas.

Hoy me entrego al amor y a los placeres de la vida... Disfruto de aquello que me agrada y hace feliz mi día. Dejé de pretender que todo dura mucho, y entendí que la felicidad se hace de instantes y reconozco que más vale ser feliz en repetidas veces. Al fin que la felicidad, son sólo instantes que se van atesorando a lo largo de una vida.

Hay quienes de repente, se volvieron insensibles a mi lado, y se perdieron en la cotidianidad de la vida. Pasaron su tiempo buscando la felicidad en el corazón otras personas, y no llegaron jamás a darse cuenta, que su mejor campo de diamantes estaba en su propio corazón, en ese lugar que nunca buscó, por negarse a cambiar, y a ser quizás menos exigente.

La gente siempre habla, siempre opina y forma sus alegóricas historias. Unas son verdades y otras muchas, son mentira. Hubo quienes no se atrevieron a vivir como querían.
Hoy solo soy… Y no me importa cómo me vean otros ojos, si jamás sabrán lo que fue para mi dejar volar mis sueños e irlos conquistando nuevamente uno a uno, después de haber vivido los sueños de otros.

El temor a equivocarme, una vez más, perdió la batalla contra mi osado atrevimiento. Al final nunca entenderán que vivir sintiéndonos vivos, es la más hermosa y añorada hazaña que se haya conquistado.

Hoy las sonoras carcajadas de alegría me acompañan a conquistar mis nuevas aventuras. Hoy sé que, siendo feliz, es la mejor forma de pagarle a la vida por todas las bondades recibidas. Hoy ya no tengo más tiempo que perder, estoy donde yo lo he decidido. Y si mañana Dios piensa lo contrario, y me llama a su lado, les pido que no me recuerden como la mujer que "hubiese podido ser", sino más bien , recuérdenme como la mujer que fue como siempre quiso ser...

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