La Paz Baja California Sur, a 02 de Noviembre de
2015
Por: Salvador
Castro Iglesias
Hoy se celebra
en nuestro País el día de los fieles difuntos, aquellos que después de
permanecer un tiempo entre los vivos, se fueron almas allá (o más acá),
dejándonos para que sigamos en este camino que es la vida.
Ya hace un
tiempo dejé de preguntarme si existe el cielo, el infierno o si al morir nos salen
alas y nos convertimos en ángeles o demonios.
Sin embargo
¿para que andar investigando esas cosas sin respuesta?, no conozco a nadie que
haya vuelto de entre los muertos y me cuente como se está allá, en el
inframundo, o como usted guste llamarle a ese sitio desconocido.
Mucho menos
investigo pues con todo lo que he vivido y aprendido, se perfectamente que en
vía de mientras, en esta vida que me tocado, he conocido el cielo y el
infierno, así como ángeles y demonios, sin cola y alas pero que serían la
mismísima representación de lo anterior.
Ojalá y no
ande yo muy errado con mis percepciones, solo el hecho de saber que andan por
ahí un montón de chamucos vestidos de seres humano, matando gente,
descuartizando, violando y mil cosas más; es prueba suficiente que el infierno
si existe (al menos aquí).
También la
vida me ha concedido el honor y gusto de compartir mis días con seres de luz
(también vestidos de hombres y mujeres), que sin andar pregonando sus virtudes,
hacen el bien, alegran mis días, tampoco tienen alas ni creo que sean ángeles,
pero creo que serían lo más parecido a ellos.
Mi madre fue
un ser de luz, amorosa, generosa y que siempre tenía una palabra de aliento
para los demás, aunque su misma vida y su salud en sus últimos días hayan sido
complicados.
Y así, mucha
gente que cuando vivió fue por la vida repartiendo amor, sonrisas, paciencia,
tolerancias y muchas cosas en beneficio de sus seres queridos.
Hoy puedo
estar seguro que uno es quien se arma su propio cielo o su infierno, nada de nubes
de algodón ni fuegos eternos, todo está aquí en esta vida. Si no me creen solo
dense una vueltecita y verán cuanta condenada miseria hay, gentes que de plano
están famélicas, enfermas o en el peor de los casos depauperadas y uno
quejándose caray.
¿Qué decir de
aquellos que una subida económica o de poder se vuelven insensibles? Dejan de
ver a sus amigos, hermanos o seres que los apoyaron y creyeron en ellos, de
pronto se convierten en seres intocables, inalcanzables para los demás, hasta
que se termina su tiempo y ahí andan regresando a buscar lo que ellos
desecharon, la amistad, el cariño y el amor.
Hoy pienso en
mis seres de luz, que convertidos en polvo de estrellas me dejaron su herencia
de trabajo, amor por la vida, pasión por lo que hicieron, ya no están, se
fueron a recorrer otros mundos y espero que cuando a mi vez me toque partir,
estén ahí para recibirme, por eso los recuerdo hoy que es el día de los fieles
difuntos.
Nos leemos más
adelante …