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miércoles, 31 de julio de 2013

ACTITUDES FRENTE AL CAMBIO.

Por: MC Jorge Alberto Vale Sánchez

Un antiguo dicho popular reza “nadie experimenta en cabeza ajena”, y la verdad experimental muestra una gran variedad de casos en los cuales esto se cumple, con excepción para los niños en edad temprana, de aprendizaje por el ejemplo.  Pareciera que conforme crecemos se nos vuelve más difícil aceptar puntos de vista ajenos y recomendaciones de cómo hacer las cosas y que nos resistimos a la opinión externa a menos que la encontremos lógica desde la perspectiva de nuestros intereses, valores y principios. ¿Cómo lograr hacer entrar en razón a un hijo adolescente?, ¿cómo hacer cambiar de opinión a un abuelo o a un anciano? Esta lucha entre nuestras ideas y las ajenas encuentra su equilibrio y pasa a ser parte de nuestros hábitos y costumbres; algo semejante al balance necesario entre las fuerzas centrífuga y centrípeta requerido para que un planeta no estalle o se convierta en un hoyo negro. 
  En la actualidad, la mayoría de las organizaciones públicas buscan instalar programas de calidad que les permitan sobrevivir de acuerdo con las reglas que el entorno globalizado exige; esto a través del alcance de la certificación de sus servicios por organismos nacionales o internacionales, en especial para sostener o ampliar su financiamiento y crecimiento. Sin embargo, la instalación de sistemas de calidad  no es algo fácil de lograr en nuestras instituciones públicas, cuya cultura organizacional ha llevado a atender las expectativas creadas desde su interior más que las expectativas del exterior, de aquellos que reciben sus servicios como derechohabientes, usuarios o beneficiarios. Lo anterior trae consigo falta de efectividad en sus servicios, disminución de la confianza y la credibilidad social.
 Son varios los ejemplos de instituciones que han implementado procesos de cambio en busca de la calidad con grandes inversiones de tiempo, esfuerzo y dinero, pero son pocas las que reportan haber alcanzado los objetivos deseados. Capacitación del personal,  asesoría externa, mercadotecnia organizacional, entre otras, han formado parte de las estrategias seguidas y después de varios años vemos con desesperación que los resultados alcanzados en los miembros de la organización poco a poco se van desvaneciendo, y se regresa tarde que temprano, a las viejas  formas de hacer las cosas. Nuestro punto de vista sobre el por qué de esta situación es que actuamos queriendo decirle a la organización lo que debe de hacer, utilizando experiencias, ejemplos o puntos de vista externos con estrategias muy parecidas a las que empleamos cuando queremos convencer a un hijo adolescente o a un anciano para que modifiquen su actitud.  Parece fácil  instalar un sistema de calidad cuando alguien ofrece las respuestas desde afuera de la organización. El problema viene después, cuando la resistencia o el punto de vista de otros, no trabaja en la misma dirección.  La metodología tradicional utilizada para cambiar o mejorar la calidad de los servicios que presta la institución sigue los siguientes pasos:
 Paso 1:     Identificar el problema.
Paso 2:     Tomar casos resueltos en otras instituciones o traer expertos que entiendan el problema o bien buscar en la bibliografía acerca de las  soluciones modernas para ese tipo de problemas.
Paso 3:     Explicar a la gente el nuevo sistema instalado: Decirle al equipo como hacer su trabajo diferente y mejor a como  lo venían realizando.
Paso 4:    Invertir fuertes cantidades de tiempo, energía y dinero para tratar de:
                  a) Abatir la resistencia causada por el paso tres y,
                  b) Hacer que las soluciones de otra persona u otra organización trabajen para nosotros.
     El proceso consume mayor tiempo en el paso cuatro, es decir cuando el esfuerzo se concentra en convencer a los empleados que se resisten a adoptar las nuevas formas de trabajo y después asegurar que se sigan dichas formas sugeridas por otras personas para sus necesidades. La naturaleza humana nos aleja de la posibilidad de responder efectivamente a esta aproximación. No importa cuánto esfuerzo se utilice en decirles cómo hacer el nuevo procedimiento, lo normal es que la gente desee seguir haciéndolo a su manera. En la mayoría de los casos, aun cuando se tengan los mismos deseos de obtener un resultado, existe resistencia a aceptar las ideas o las formas de realizar un determinado proceso que no haya surgido a partir de la misma experiencia de quienes la realizan, y de aquí que veamos intuitivamente que la mejor manera de aprender una nueva aproximación para hacer algo es emplear el camino de llegar a la conclusión por nosotros mismos. De esta forma, el primer paso para la implantación de un cambio en búsqueda de la calidad, es lograr el deseo de involucramiento de la gente para proponer  mejores soluciones para sus propios problemas y así crear una actitud mental de compromiso de los participantes.
Esta aproximación, de enfocarnos a contar con la energía de nuestro equipo de trabajo primero, nos permite prepararlos para dar soporte y promover, en vez de resistirse al cambio.  Únicamente cuando la masa crítica de la organización ha hecho suyo el deseo, la responsabilidad y la conciencia de la necesidad de hacer cambios es que la organización puede instalar dichos cambios. Nadie conoce mejor los cambios que se requieren que quienes integran  la organización: el reto está en acceder a dicho conocimiento y a tales soluciones. Lograr una disposición mental al cambio acorta el tiempo, el esfuerzo y el dinero requerido para el establecimiento del cambio deseado.



Quedó atrás estigma del SEDIF, de ser distribuidora de despensas: MHHC

No se ve en ninguna boleta electoral del 2015, dijo en entrevista

Por Raymundo León Verde

La presidenta del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF), María Helena Hernández de Covarrubias, aseveró que esta institución ha dejado atrás el estigma de ser una mera distribuidora de despensas.
Expresó que al principio le era difícil explicarle a las personas que el SEDIF no sólo servía para entregar despensas, que existen más direcciones y que trabajan de la mano con otras dependencias como la Secretaría de Salud, por ejemplo, para ayudar a salir adelante a niños con cáncer que ha sido una de sus principales preocupaciones.
A unos días de haber presentado el segundo informe de labores del SEDIF, María Helena Hernández dijo que lo hizo sin afanes protagónicos, dándole su lugar a cada una de las direcciones.
Explicó que lo presentó en el teatro de la ciudad porque es un recinto adecuado y menos costoso que hacerlo en una explanada.
Entrevistada en su despacho, dentro de las instalaciones del Centro de Rehabilitación Especial, mencionó que como parte del informe destacó la remodelación y equipamiento que se ha dado a este edificio en la actual administración, pues en el mismo se atiende todo tipo de pacientes con discapacidad, derechohabientes del ISSSTE, IMSS, Seguro Popular, o quienes no están asegurados, con terapias muy efectivas y que son mucho menos costosas que en otros lugares.
Expresó que cada dirección del SEDIF maneja entre cinco y seis programas y en general han trabajado bien.
Indicó que el tema central de la institución es la familia, por lo que se ha dado especial atención a la prevención.
Consideró que en Baja California Sur están a tiempo de poner freno a la descomposición social que se observa en otros estados del país, por sus características de aislamiento geográfico y porque no es fácil que las familias locales se dejen influenciar por corrientes o modas negativas.
Aseveró que el programa Valor Sudcaliforniano implementado por la presente administración estatal para rescatar los valores familiares tiene resultados satisfactorios en los cinco ejes que le ocupan, porque cada vez son más los grupos y las comunidades que lo solicitan.
Mencionó que el diagnóstico de cada eje: suicidio, adicciones, obesidad infantil, violencia intrafamiliar, y embarazos de adolescentes, los tiene la Secretaría de Salud, pero el programa no es la solución, sino un apoyo a la sociedad para combatirlos a través de talleres, pláticas, acciones y actividades.
Aclaró que Valor Sudcaliforniano no tiene dinero para trabajar, pero para hacer efectiva su labor se vincula con dependencias como las Secretarías de Educación Pública, Salud y Desarrollo Social que sí cuentan con recursos y programas de apoyo social.
María Helena Hernández comentó que Valor Sudcaliforniano ha llamado la atención en el país porque hay otros estados que han solicitado que se les informe sobre el programa y recientemente fue invitada para hablar del mismo en el Congreso Internacional de Centros de Integración Juvenil que se celebrará en Cancún, Quintana Roo.
Sobre la relación con el DIF nacional, comentó que Angélica Rivera de Peña ha demostrado mucho empeño y que quiere apoyar a su marido. “Ha dicho que va a venir y saber que estamos haciendo, nos están apoyando, hemos trabajado de la mano y no tengo queja alguna, al contrario, he visto a la señora en dos o tres ocasiones y es muy amable, tiene mucho ángel y eso le va a ayudar a entrar con la gente”.
También resaltó la coordinación que existe con los DIF de los municipios que se han destacado por su labor con premios nacionales como los conseguidos este año por La Paz y Comondú, al igual que Los Cabos en el 2012, cuando ella misma fue distinguida como la mejor presidenta de los DIF estatales.
No se ve en alguna boleta electoral del 2015
En el terreno político, dijo que no se ve como candidata en ninguna boleta electoral, sino votando como cualquier ciudadana en las elecciones locales del 2015.
“Agradezco esos comentarios (de ser candidata) siempre que me los han hecho, incluso cuando han sido de mala fe, porque me fortalecen y me demuestran que lo que estoy haciendo ha rendido frutos, que mi presencia les duela o no está trabajando, pero no, a María Helena la van a ver como la mamá de Marquitos, llevándolo al kínder, yo creo que en el Valle”, comentó.
Dijo que ha tomado esa decisión porque para ella lo más importante siempre ha sido una familia, porque creció añorando estar sentada en una mesa con papá, mamá y hermanos y no lo tuvo.
“Para mí eso es lo más importante que hay y siempre lo he dicho, una familia hoy ya no es papá, mamá e hijos, es mamá e hijos, o papá e hijos, abuelos y nietos, y si yo tengo la bendición de contar con un marido y tener a mis hijos en mi hogar voy a seguir luchando por eso”, expresó.
Dijo que si hoy trabaja al lado de su esposo, el gobernador Marcos Covarrubias, es porque lo quiere apoyar y él también se esfuerza mucho en beneficio del estado.
Admitió que su labor sí representa un sacrificio familiar, pero tiene una responsabilidad y sus hijas son lo suficientemente maduras para entender las cosas, pues saben que su mamá está trabajando.
La presidenta del SEDIF reconoció el respaldo de su esposo, el gobernador Marcos Covarrubias, a esta institución, pues él como ella coinciden en que la familia es el núcleo de la sociedad y es fundamental buscar su bienestar.
Dijo que tanto ella como su esposo saben que tienen una gran responsabilidad, pero también que en la vida nada está garantizado, por eso los ven juntos seguido, en los eventos, agarrados de la mano, porque así son.
“Guardamos distancia y protocolo donde debe ser, pero no creo que tengamos que ser distintos, Marcos es Marcos y Nena es igual”, expresó.