Exposición
sobre el tema en la UABCS
Por Raymundo León Verde
Las armas nucleares representan una amenaza para toda la humanidad
donde quiera que se encuentren porque hoy su poder destructivo es 400 veces
mayor al de las bombas arrojadas en Hirosima y Nagasaki y una detonación podría
afectar a países fuera de conflicto, advirtió la embajadora Gioconda Ubeda,
secretaria general del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares de
América Latina y el Caribe (OPANAL).
Al inaugurar la exposición internacional itinerante “Transformando el
Espíritu Humano; de una cultura de violencia a una cultura de paz”, en las
instalaciones de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, la diplomática
sostuvo que la humanidad no estará segura hasta que se erradique la última arma
nuclear que haya en el mundo.
“No quiero ser alarmista, pero sí realista, siempre que exista un arma
nuclear habrá riesgos para el mundo”, subrayó.
Explicó que el OPANAL es un organismo intergubernamental, con 33
países de América Latina y el Caribe adheridos, creado en 1969 cuando entró en
vigencia el Tratado de Tlatelolco, que tiene como misión velar para que esta
región del mundo permanezca libre de armas nucleares y como visión lograr un
planeta libre de estas armas.
Recordó que en esta región hubo armas nucleares desarrolladas no por
sus países, sino por Estados Unidos y el bloque soviético, que estuvieron a
punto de ser utilizadas en 1962, por lo que si hay una zona en el mundo que
conoce la amenaza de una detonación es América Latina y el Caribe.
Esa es la razón por la que se firmó el Tratado de Tlateloco, el 14 de
febrero de 1967, que establece que las partes contratantes “se comprometen a
utilizar exclusivamente con fines pacíficos el material y las instalaciones
nucleares sometidas a su juridicción".
Prohibe el ensayo, uso, fabricación, producción o adquisición, por
cualquier medio, de toda arma nuclear, por sí mismas, directa o indirectamente,
por mandato de terceros o en cualquier otra forma.
El Tratado de Tlateloco garantizó la denuclearización militar de la
región, por parte de los estados poseedores de armas nucleares, y el compromiso
de no usar ni amenazar con usar dichas armas contra la zona de aplicación del
tratado, dando origen a primera zona libre de armas nucleares en un territorio
densamente poblado del planeta.
La diplomática dijo que cuando la amenaza surge en otra parte del planeta son las Naciones
Unidas y los propios involucrados los que proponen las medidas, en tanto el
OPANAL condena los hechos, indicando que “tenemos las condiciones morales y
políticas para decir al mundo que avance hacia la liberación de las armas
nucleares”.
Explicó que la existencia de armas nucleares en algunos países responde
a la doctrina de la disuasión nuclear, es decir, la destrucción mutua
asegurada, “si tú la usas yo también”, la cual surgió después de la Segunda
Guerra Mundial para evitar una tercera guerra o una confrontación entre las
potencias de la época de la guerra fría, Estados Unidos y el bloque soviético,
por lo que sirvió como medida de contensión.
Posteriormente, dijo, ha sido usada a nivel regional como es el caso
de Pakistán y la India, la península de Corea, y en el medio oriente, donde se
presume que Israel tiene ese tipo de armas e Irán las está desarrollando. La
doctrina de la disuasión nuclear también es seguida por los cinco miembros
permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, Rusia, Francia,
China y el Reino Unido.
Ubeda consideró que si en un momento dado dicha doctrina sirvió para
evitar una confrontación hoy se ha convertido en una amenaza nuclear, porque
basta con apretar un botón como casi sucede en 1962 para vivir las
consecuencias catastróficas de una detonación en una zona poblada.
“No es que Corea del Norte, por ejemplo, esté pensando en usar armas nucleares
en un primer momento de tensión, pero cuenta con ellas y dependiendo de la
presión que vaya sintiendo cabe la posibilidad de que las utilice como última
alternativa, o también puede pasar que por un error de cálculo o una mala
decisión se haga fácil apretar un botón”, advirtió.
La embajadora del OPANAL puntualizó que las armas nucleares son una
amenaza donde quieran que estén y aunque no se han usado están ahí por algo:
“Nosotros preferimos que no estuvieran, sobre todo porque estamos convencidos de
que hay otras formas de lograr la solución de los conflictos, y los medios
pacíficos han sido uno de los principios que han nutrido a América Latina y el
Caribe”.
Indicó que hoy el mundo se enfrenta al desafio de cambiar las
políticas de seguridad internacional basadas en la disuasión nuclear, por otras
más seguras para la humanidad, aunque admitió que no es un tema fácil.
Expresó que el OPANAL reconoce que es un largo proceso, pero lo va a
transitar, por lo que desde el punto de vista jurídico “le decimos a los
poseesores de armas nucleares que se desarmen porque los países que no poseen
armas han cumplido con el pacto internacional de no proliferación de ese tipo
de armas, sobre todo se lo decimos a los cinco integrantes del Consejo
Permanente de Seguridad de la ONU que se comprometieron a desarmarse y hoy les
pedimos medidas efectivas”.
Señaló además que las armas nucleares tienen un costo tan alto que si se
invirtiera ese dinero en el desarrollo humano no se tendría un planeta tan
desigual, sin las consecuencias del hambre ni la falta de vivienda, “tendríamos
un planeta más justo”, concluyó.
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