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sábado, 10 de marzo de 2012

Una Mujer


La Paz Baja California Sur a 10 de Marzo de 2012


Por: Salvador Castro Iglesias
Correo electrónico: salcasis@yahoo.com.mx

            Hace unos días se celebró el día internacional de la mujer, y después de asistir a algunos de los eventos llevados a cabo en su honor, me puse a pensar sobre la razón de tales festejos.

            Al ser hijo único varón de mi padre Don Salvador y mi madre Doña Graciela y después de haber compartido con mis dos Hermanas Lorena, Cinthya y mi Abuela Carmen toda mi infancia, mi adolescencia y una buena parte de mi edad adulta; me doy cuenta del valor que para un servidor significa el gran privilegio de ser hombre y ser procreado por una maravillosa mujer que es mi Madre.

            ¿A que viene esto?, a que solo viviendo durante un largo período de mi vida con mujeres día y noche, he sido testigo de sus amores y desamores, de su lucha diaria por ser reconocidas en una sociedad todavía con grandes atavismos sobre la tan llevada y traída equidad de género.

            Hablar a bote pronto sobre los derechos de la mujer, me parecería arriesgado ya que solo conociendo a fondo el valor real de la vida de mis mujeres es como puedo humildemente dar mi punto de vista.

            ¿Cómo olvidar aquellos días posteriores al divorcio de mi madre?, hablo de los años 70as en los que una mujer divorciada era separada de los grupos tradicionales de parejas que seguían casadas (aunque en el fondo quisieran ser divorciadas). De la desaparición en automático de muchos supuestos amiguitos porque éramos hijos de una mujer divorciada, de los clásicos señalamientos a mi madre por haber tenido la osadía de divorciarse, cuando ello era pecado.
           
            De pronto se acabaron las fiestecitas y cumpleaños a las que tradicionalmente nos invitaban, a tener que tragar para adentro y sentir que la sangre se me subía a la cabeza, cuando escuchaba (siempre en tercera persona), por parte de sus ahora ex amigas de ella e incluso familiares, comentarios poco cristianos en el sentido de su libertad como persona y otras cosas que no vienen el caso.

            ¿Mis hermanas?, igual fueron relegadas de esa sociedad porteña que con una doble moral las señalaba por ser hijas de divorciadas.

            ¿Festejar a la mujer en su día?, por supuesto que si, festejo a una mujer (sin menosprecio de millones de mujeres valientes y trabajadoras) que se llama Graciela Iglesias, quién a pesar de no contar con estudios Universitarios, Maestrías ni Doctorados, de un de repente se quedó a cargo de sus 3 hijos y su Madre al morir mi abuelo, y sin preguntar se tiró a la calle a ganar el sustento de su familia sin chistar, guardando en el fondo de su alma, el dolor que le debe haber causado tener que dejar la comodidad de su casa y salir a partírsela en un mundo manejado por hombres, defendiendo a capa y espada sus valores y principios inculcados por sus padre.

            ¿Cómo olvidar aquellos días en que mi Madre Graciela salía a trabajar turnos de 10 o 12 horas diarias sin quejarse y viendo de frente al mundo?, aquellos días en que jamás nos faltó pan, paz en la casa, amor de mi abuela Carmen, estudios y muchas cosas mas, proveídos con sudor y cansancio por mi Madre.

            Claro que festejo a esa mujer, pero no solo en el día Internacional de la Mujer, fecha que de seguro quedó grabado a sangre y sufrimiento por esas mujeres que hartas de los golpes, vejaciones, insultos, maltratos y sobre todo, falta de amor de sus contrapartes, salieron a las calles a decir “YA BASTA”, y que todavía hoy siguen luchando por conseguir algo que por derecho les pertenece, “El derecho innegable de ser consideradas en equidad”, de ser tomadas en cuenta a la hora de conseguir prestaciones y salarios iguales a los de los hombres, de saber que ya no serán acosadas en sus trabajos y que la Ley se aplicará con todo el rigor contra esos sujetos que las maltratan.

            Por supuesto que festejaré por siempre, el valor de las mujeres, ya que no hacerlo significaría negar mi propia existencia como ser humano, al venir del vientre de una mujer.

            Festejo el orgullo ser hijo de Doña Graciela y Hermano de Lorena y Cinthya que han salido adelante gracias a los valores inculcados por una gran mujer, a su innegable inteligencia y esas ganas de demostrarle al mundo que pueden y bien.

            Ser hombre para el que esto escribe, no radica solo en el aspecto físico o sexual, serlo es mirar hacia adelante con el orgullo de saberse acompañado de una mujer, reconocer que las diferencias solo existen en la forma y no en el fondo, que ambos (hombres y mujeres por igual) compartimos un mundo y un destino que hoy y siempre les corresponde por igual a ambos sin distingos de clases, culturas, formas de ser, religiones, políticas, etc.

            Festejo que por fin las mujeres están tomando en sus manos su destino a pesar de las trabajas y atavismos impuestos por nosotros los hombres, que no se doblegan y siempre salen adelante sin chistar, que toman su vida con amor y dedicación, soñando con un mejor México para sus hijos y sobre todo, con la consciencia de que nuestro País se merece un destino mejor.

            Saludo desde este humilde espacio, a todas y cada una de las mujeres que han tocado mi vida y mi corazón, que con hechos claros y concretos me han enseñado la maravillosa realidad de poder compartir ideas y pensamientos, debatir puntos de vista y situaciones desde esa perspectiva de equidad que deja de ser letra muerta cuando se aplica en el día a día sin distingos de ninguna clase.

            Vayan para ustedes mis parabienes y el deseo honesto de pronto poder saberlas ejerciendo ese derecho que la vida les da de ser reconocidas mas allá de los discursos y eventos sociales y sobre todo, mi reconocimiento a ustedes por la fortaleza que demuestran ante la adversidad y el empeño que demuestran cada día por salir adelante pese a todo.

            Nos leemos mas adelante…

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